RESPUESTA DE UN CATÓLICO A LAS OBJECIONES DE UN ATEO
El Loco de Turín dijo:
Me han gustado los argumentos que presentas. Sin embargo:
Es obvio que no se puede buscar ciencia en la biblia, puesto que no es un libro científico. Solo digo que, algunos creyentes (no todos) usan la biblia como tal (un libro de ciencia y razón) para ganar adeptos, cuando realmente ese no es el fin que tiene; tu mismo lo haz dicho, ese libro tiene un único fin y es dar esperanzas a individuos oprimidos, sin resignación, espíritus débiles o en su defecto, a quienes eligen creer en un ser superior a ellos. Haces bien, tu eliges tus creencias y convicciones. Yo elijo no creer y tu lo opuesto. Eso se respeta.
Algo que me llamo la atención fue lo que dijiste acerca de las aberraciones que se sucintaron a causa del ateísmo. Me parece que hiciste referencia a Hitler cuando hiciste mención del nazismo como dictadura atea, en la cual se buscaba la paz mediante las guerras. Déjame te explico:
Hitler no fue ateo, su régimen estaba resguardado por la iglesia. Incluso el mismo dijo estar haciendo la voluntad de dios (esto lo encuentras en su obra, titulada: Mi lucha). Y aunque hubiera sido ateo, eso no es una razón lógica para cometer crímenes. Por ejemplo: Un golfista no mata a su esposa por el hecho de ser golfista, lo hace por otras causas. Hay que decir que lo que ocasiono que Hitler actuara de esa forma fue la crisis económica que Alemania tenia en ese entonces. Es el capitalismo el autor de las guerras y matanzas, no el ateísmo. Oh acaso haz escuchado a personas decir: ¿Yo mato en el nombre del ateísmo?¿Esta guerra es va por el ateísmo? No, por el contrario la iglesia lo ha hecho por muchos años. Siempre ocasiono u ocasiona guerras con la cruz enfrente (cruzadas, conquistas, guerras, genocidios, etc..), y como sabes, la historia la cuentan los vencedores.
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Christian dijo:
Me vas a disculpar si mi respuesta resulta excesivamente larga pues usaré tu comentario en parte como excusa para discutir ideas que se han convertido en clichés dentro del ateísmo actual, así que a lo mejor hablo también de algunas cosas que no son exáctamente lo que quieres decir. Considera que aquí respondo a tu comentario pero también hablo en general de las ideas que suelen expresar los ateos en contra de la religión. Estés o no de acuerdo con lo que te voy a argumentar, al menos aprecia mi intención de aclarar las ideas que acabas de escribirnos, y disculpa de antemano si en mi esfuerzo por aclarar ideas muy extendidas pero muy equivocadas algunas veces te pueda parece que a veces me voy por las ramas. Intentaré no hacerlo pero me conozco.
Cierto que algunos creyentes usan la Biblia como si fuera un libro también de ciencia, pero esos cristianos, llamados “fundamentalistas” (no en el sentido de radicales sino porque así se autodenominan ellos) son una minoría y pertenecen a ciertas denominaciones evangélicas, principalmente aquellas que se han separado tanto del cristianismo que la mayoría de los cristianos ni siquiera les consideramos propiamente cristianos (son los paraprotestantes). Yo te escribo como católico, no defiendo las interpretaciones de cualquiera que se autodenomine cristiano incluso sin serlo.
Dices que respetas a los que elegimos creer, pero al mismo tiempo nos calificas en general de individuos oprimidos, sin resignación (tal vez querías decir “resignados”?) y espíritus débiles. Esa manera de verlo es hoy muy corriente entre los ateos. Antes la gente opinaba, injustamente, que los ateos eran en general gente de naturaleza malvada e ignorante que se negaban a aceptar lo evidente. Ahora son los ateos quienes, también injustamente, suelen opinar que los creyentes somos gente ignorante y de espíritu débil que necesita agarrarse a un padre imaginario para no sentirse perdidos y que nos negamos a aceptar lo evidente. Nada más lejos de la realidad. Ni creyentes ni ateos, en general, lo son por ser más o menos listos o por razonar mejor o peor.
En Europa al menos, ser ateo ciertamente no quiere decir que seas un espíritu débil, que renuncies a utilizar la razón, que no te esfuerces en luchar por mejorar la sociedad y tu vida ni que pases de todo, pero ciertamente si encajas con esa descripción, entonces lo más probable es que seas ateo. Ser cristiano aquí hoy en día significa todo lo contrario, no aceptar sin más lo que todos te dicen, sino tener un espíritu crítico; no aceptar que la sociedad es como es y evoluciona como evoluciona, sino estar dispuesto a luchar por la verdad y la justicia; y desde luego, no ser conformista, porque si eres conformista te adaptas a la mayoría, y la mayoría ahora parece considerar que ser cristiano es un error o una estupidez, a menos que te calles y te lo guardes todo para ti solito y si hablas de Dios que sea solo en tu propia cabeza y en casa. Quien renuncia a pensar y a crearse su propio criterio entonces se suma al ateísmo. Aunque tal vez en tu país la situación sea la contraria, no lo sé, pero eso solo demuestra que los “espíritus débiles” y que usan poco la razón y la crítica simplemente se suman a la mayoría y aceptan lo que les viene sin cuestionárselo, y así esa gente será atea en sociedades ateas y cristiana en sociedades cristianas y budistas o comunistas en sociedades budistas o comunistas. Pensar que una persona con criterio o inteligencia se ve empujada a ser creyente o a ser ateo es un error. Lo que está claro es que la gente que no piensa por sí misma, será lo que sea la mayoría, atea o creyente indistintamente. Quienes piensan y tienen criterio propio, serán ateos o creyentes según los datos que manejen, según su propia vivencia y según muchas otras cosas más. La inteligencia no es patrimonio ni de creyentes ni de ateos ni de comunistas ni de ecologistas, igual que la estupidez tampoco, ambas cosas son patrimonio común del ser humano.
Y es cierto, como afirmas, que la historia la escriben los vencedores, pero los vencedores no solo escriben la historia, también la reescriben constantemente, por eso si antes la Iglesia era lo mejor de lo mejor, ahora la Iglesia parece ser lo peor de lo peor, no solo en cualquier cosa que haga o diga hoy en día, sino a lo largo de toda su historia, pues ahora se está reescribiendo el pasado y lo que antes se consideraba bueno ahora parece que era malo y viceversa, así que la Iglesia parece que en lugar de haber supuesto un gran avance para la humanidad resulta ahora que, según los actuales “vencedores” sociales, ha sido un enorme lastre, y si antes se consideraba que los ateos eran gente estúpida e ignorante con inclinaciones malvadas, ahora resulta que son ellos los inteligentes e instruidos y los únicos que pueden librar a la humanidad de todos sus problemas. Esto es simplemente el muy humano “quita tú que me pongo yo”, y si nos limitamos al blanco y el negro, cambiar el negro por el blanco deja las cosas igual de deformadas. Los mismos ateos que critican que los vencedores (léase la Iglesia como institución humana de poder) escribieron la historia, ahora están haciendo exactamente lo mismo y reescribiendo la historia a su gusto pretenden condenarla.
Volvemos al tema de las guerras. Tal como lo cuentas parece que casi todas las guerras de los últimos 2000 años se han hecho por iniciativa de la Iglesia o al menos en nombre del cristianismo, “con la cruz en frente”, como dices. Me gustaría saber exactamente cuál es el listado de guerras que tú consideras que se hicieron en nombre de Dios o del cristianismo, porque aparte de las cruzadas y de la Guerra de los 30 años, no se me ocurren muchas guerras que hayan sido realizadas en el nombre de Dios (como su gran motivación) ni por obra de la Iglesia.
Otro asunto es lo que dices de que las guerras del siglo XX no fueron provocadas por el ateísmo, sino por el capitalismo. Entonces la represión y genocidio interno y las guerras instigadas directa o indirectamente por Rusia, China, los Jemeres Rojos de Camboya o las otras revoluciones marxistas como Cuba, etc… ¿son también guerras provocadas por el capitalismo? ¿no fue el comunismo? Porque si consideras que cuando un país comunista reprime a su pueblo o conquista el Tibet o Lituania, por ejemplo, es por culpa del capitalismo, entonces resulta que el culpable de una guerra no es quien la hace, sino el enemigo al que pretende aniquilar o subyugar. En tal caso te estarías contradiciendo, pues podríamos decir que el culpable de las cruzadas no fue la Europa cristiana sino el maldito Islam que no quiso entregarnos en bandeja Tierra Santa. Me temo que el capitalismo o el comunismo o el cristianismo o el ateísmo no son las causas de una guerra, sino la eterna lucha humana por el poder, la riqueza, etc. La historia del siglo XX lo que demuestra es que el ateísmo no supone ningún freno a las guerras, e incluso las puede hacer más crueles porque el ateísmo no tiene per se un marco moral que limite sus acciones. Así que el argumento de que la religión siempre ha provocado guerras y el ateísmo puede traernos la paz, es un argumento de ciencia ficción que ha sido ampliamente derrotado en la práctica durante el siglo pasado. Ya no es un asunto de discusión teórica, como era durante la Ilustración, sino simplemente un asunto que se ve en los libros de historia.
Pero lo más curioso del caso es la diferente vara de medir que usas para las guerras que tú consideras culpa del cristianismo y las guerras que yo considero generadas por regímenes ateos. Cuando se trata de Hitler o de Mao y otras revoluciones comunistas tú consideras que el ateísmo no tuvo ahí nada que ver, sino que fue culpa del capitalismo o, en el caso de Hitler, culpa de la crisis alemana. Sin embargo, y permíteme que te lea entre líneas, cuando piensas en la conquista de América no piensas en que fue, como todas las conquistas y todos los imperios, una conquista política en la que unos países (principalmente España e Inglaterra pero también otros) pudieron y quisieron extender sus dominios al igual que han hecho en la historia todas las potencias que pudieron (incluyendo Incas y Aztecas). Ahí no ves tú ninguna motivación política ni económica o incluso demográfica, tú ves simplemente una invasión religiosa en la que la Iglesia Católica se lanzó “con la cruz en frente” a conquistar y someter a los pobres indios por el simple hecho de que no eran cristianos y así les obligaba a serlo.
Es cierto que la conquista de América supuso también la extensión allí del cristianismo, pero igualmente supuso la extensión de la cultura europea en su totalidad (religión, política, arte, idioma, moda, etc etc). No se hizo una conquista por el motivo de extender la fe, sino para extender un imperio, aunque es cierto que a veces quedaba muy bien decir que “el verdadero motivo” era extender la fe. Sobre eso ya he hablado en el artículo, cuando hacemos guerras las justificamos siempre diciendo que lo hacemos por algún noble ideal, lo que no quiere decir que ese sea ni de lejos el verdadero motivo. Cuando EEUU atacó Iraq dijo que era por liberar al pueblo iraquí de la opresión dictatorial, pero todos sabemos que había muchos países igual o más oprimidos y EEUU no se puso a atacarlos también, porque no tenían petróleo, que era el verdadero motivo nunca confesado. Igualmente España a veces decía que su verdadero motivo era extender la fe, y no digo yo que ese motivo no resultara atractivo también, pero si ese hubiera sido el motivo principal entonces a España le hubiera resultado mucho más sencillo conquistar el norte de África, que estaba a 14kms, en lugar de iniciar una aventura hacia un mundo lejano y totalmente desconocido (si es que existía tal mundo).
Cuando Colón planteó su viaje como una manera de llegar a la rica tierra de las especias, la India, arrebatando tan lucrativo comercio a los árabes, entonces es cuando la empresa resultó interesante, por su potencial económico, y nadie habló entonces de religión. Pero fue sobre todo cuando Colón regresó con todas sus historias sobre el oro y riqueza de aquellas tierras cuando de repente la conquista de América se convirtió en un deber moral y se empieza a presentar la empresa como una buena obra al servicio de Dios. Si tú eres tan inteligente como para distinguir las realidades de las apariencias, deberías usar las mismas herramientas para ver las motivaciones de las guerras incluso cuando éstas se hacen en nombre de Dios. Si solo por Dios era, España le hubiera pedido al papa que se encargara de la cristianización de América organizando una empresa común de toda la cristiandad, un poco al estilo de las cruzadas. Pero no, España hizo lo contrario, se aseguró de que se firmara un tratado internacional (el de Tordesillas) en el que casi toda América, salvo un pico de Brasil, quedaba asignada a España, aunque luego ese tratado no fue respetado y otras potencias metieron baza.
Por supuesto, los evangelizadores se unieron a la empresa para llevar la cruz al continente, pero no fue la cruz la que hizo la guerra, sino la que se unió a la conquista para llevar la luz al mismo sitio que la espada estaba llevando la destrucción. Tal vez los ateos hubieran preferido ver allí solo la espada sin la cruz, pero es probable que en ese caso la América hispana fuera hoy parecido a lo que es Estados Unidos, un continente europeo con algunas reservas en donde vivieran encerrados los últimos reductos de una antigua raza indígena. Frente a las reservas indias estadounidenses puedes contraponer las reducciones jesuíticas, por ejemplo. Y si alguien piensa que sin la cruz nunca habría viajado la espada a América, entonces es que no conoce ni la historia de la humanidad ni la mente humana.
Si la tecnología hubiera estado en América en vez de en Europa, habrían sido los aztecas los que antes o después habrían viajado a Europa y la habrían conquistado, y no quiero ni imaginar el horror que los aztecas habrían causado allí, pues su comportamiento era cruel y guerrero, su religión se basaba en el horror y la sangre, y su relación con las tribus que dominaban era tal que muchos pueblos acogieron a los españoles como una fuerza de liberación. Pero si los aztecas hubieran conquistado Europa, no creo yo que tuviera sentido decir que lo hicieron simplemente en nombre de Quetzalcoatl. Incluso aunque ellos lo dijeran. Antiguamente, cada uno conquistaba lo que podía (y eso incluye a los imperios americanos), y la relación entre pueblos y países era o conquistas o te conquistan, y quien más puede llevarse más se lleva. Es la mentalidad cristiana, calando a través de los siglos, la que ha permitido que la mentalidad moderna haya ido cambiando. Recuerda que las únicas voces que se opusieron con claridad a la conquista fueron religiosos, sobre todo De las Casas. Por el contrario, estados ateos como Rusia, Alemania o China retomaron en el siglo XX el concepto imperial de someter a otros pueblos bajo su dominio, así que quienes opinan que es precisamente el ateísmo el que de repente rompió ese afán de dominar al más débil, se equivoca, el siglo XX demuestra lo contrario.
Pero incluso en este caso, la conquista de América no se consideraba una guerra de religión ni creo que ningún historiador serio se lo pueda plantear así. La gente de entonces lo vio principalmente como una oportunidad económica (por la parte egoísta) y como una oportunidad de civilizar a aquellas “pobres gentes” (por la parte generosa), y civilización implicaba, entre otras cosas, la religión. Si nos limitamos al asunto de la religión, entonces tendría que admitir que el avance de América fue espectacular, ¿o preferirías que los mexicanos actuales siguieran haciendo prisioneros y arrancándoles el corazón a millares? Las modernas idealizaciones del paraíso pre-hispano resultan, como mínimo, tan distorsionadas como las antiguas idealizaciones de la empresa civilizadora que parecía haber sido todo bondades. Seamos inteligentes y busquemos la verdad en lugar de huir de un error para caer igualmente en otro error, pues así solo conseguimos mantenernos en el mismo grado de ignorancia, aunque con vestido nuevo.
Fue precisamente el componente cristiano de la conquista española lo que suavizó la barbarie de cualquier imperio. Siglos antes, España misma vivió algo muy parecido pero a la inversa. Los romanos conquistaron Hispania, la saquearon y se llevaron todo su oro y su plata (pues allí estaban las mayores reservas de metales preciosos de todo el Viejo Mundo) hasta no dejar nada, pero ellos no tenían ningún ideal religioso que les pusiera límites, así que masacraron a la población sin ningún remordimiento, hicieron enormes deportaciones de los supervivientes para desarraigarlos y que no tuvieran una tierra propia por la que luchar, esclavizaron a buena parte de la población y al resto los trataron como sometidos, no súbditos. Y sin embargo, España siempre ha considerado la conquista romana como un acontecimiento glorioso que trajo la civilización y la cultura, y la lengua, y eso hizo a España lo que es (una España sin Roma sería hoy algo totalmente distinto a lo que es, otra cosa, pero no España). Frente a la conquista romana España eligió quedarse con lo positivo y pensar muy poco en lo negativo. Si ahora en América hay un importante sector creciente que está eligiendo lo contrario, buscar solo lo negativo e ignorar lo positivo, es una opción igualmente posible, pero el resultado es que en lugar de sentirse el valioso producto de un glorioso patrimonio común se sentirán como las víctimas inocentes de una atroz injusticia que les expulsó del paraíso y les dejó una herencia despreciable. El efecto psicológico de tal concepto es la negación de la propia identidad y la consideración de que lo que ahora son, es algo de lo que hay que renegar ¿en favor de qué?
Seguimos con las guerras del ateísmo. Cierto que un creyente puede hacer una guerra y, para disfrazarla de empresa noble, decir que lo hace en nombre de Dios, porque Dios es (en su sociedad) un valor supremo que puede utilizarse para justificar muchas cosas (igual que hoy la democracia, la paz, la justicia, etc se pueden manipular del mismo modo), y los ateos no suelen ir a una guerra “en nombre del ateísmo”, por la sencilla razón de que el ateísmo es la negación de Dios. Se puede hacer una guerra en nombre de algo, pero no en el nombre de no-algo; además de lo absurdo del concepto, la negación de algo nunca es algo que pueda conmover el corazón y levantar pasiones, que es de lo que se trata. Por eso los ateos no dicen que esta guerra es por el ateísmo, sino que es por la justicia social, por salvar de la opresión, por derrotar al capitalismo, por liberar al pueblo (y de paso así le puedo oprimir yo) y cosas por el estilo. Yo no he dicho en mi artículo que los ateos hagan guerras en nombre del ateísmo, sino que los estados ateos, en sus pocas generaciones de existencia (o sea, durante el siglo XX y hoy), probablemente han causado en proporción más guerras y muertes que en toda la historia de nuestra era.
Sobre Hitler, antes de entrar en el tema aclaro que yo no he dicho que Hitler buscaba la paz mediante las guerras. Hitler nunca buscó la paz, sino el dominio mundial. Lo que dije es que como en Occidente Dios no es hoy un valor supremo y universal, las guerras ya no se hacen nunca en nombre de Dios sino en nombre de otros grandes valores de mayor consenso como la democracia, la justicia e incluso la paz.
Dices que Hitler no era ateo, sino que creía en Dios, y todo porque en el libro que citas, y en algunos otros sitios, apela a Dios y se considera una especie de enviado de Dios, un libro escrito antes de llegar al poder. Volvemos a lo mismo, Hitler vivía en una sociedad que aún era mayoritariamente cristiana, y para conquistarse a la mayoría de la población no podía presentarse como el ateo que iba a acabar con sus creencias y se las iba a pisotear. Si los alemanes hubieran sabido realmente lo que Hitler quería hacer, nunca le hubieran apoyado para llegar al poder (pues recordemos que llegó al poder por elecciones democráticas). Como “buen” político, manipuló a las masas para atraérselas. Pero una vez en el poder comenzó a remodelar la sociedad a su gusto, y cada vez con menos disimulos.
Para saber si Hitler era realmente ateo o creyente hay que analizar su actuación una vez establecido el tercer Reich, y lo que allí vemos es un feroz ateísmo activista que además consideraba como sus mayores enemigos a los judíos (por ser gente débil y malvada según él) y a los cristianos, especialmente los católicos, porque el cristianismo era, según él, la única fuerza que seriamente podía hacer frente a la nueva ideología que él pretendía imponer a la sociedad. Y esa ideología era atea, mezclada con nociones mágicas y evolucionistas. El concepto en el que basaba toda su visión de la sociedad era ni más ni menos que la teoría de la evolución con perspectiva atea, donde Dios no pintaba nada sino que todo se regía únicamente por la ley de “la supervivencia del más fuerte”. Alemania era la más fuerte así que tenía que imponerse sobre los demás pueblos, como potencia y como raza, y el peor pecado del cristianismo era precisamente su concepto de la misericordia y la igualdad. Ese concepto cristiano va en contra de la supervivencia del más fuerte, pues la moral cristiana predica la protección de los más débiles, estar junto a los más pobres (que según el concepto de Hitler son gente que son pobres a causa de su debilidad), y esos conceptos había que derribarlos. Mucho menos aún podía Hitler soportar la idea de un Dios que estuviera por encima de él y pudiera juzgar sus actos. El único juez solo podía ser Hitler, él decidía qué era lo bueno y qué era lo malo.
Dices “aunque hubiera sido ateo, eso no es una razón lógica para cometer crímenes. Por ejemplo: Un golfista no mata a su esposa por el hecho de ser golfista, lo hace por otras causas.” No estoy de acuerdo, aunque es cierto, un golfista no mata a su esposa por ser golfista, sino por otras causas, pero en el caso de Hitler, sus crímenes sí eran de pura lógica. Si la sociedad perfecta que él buscaba se basaba en la supremacía y supervivencia del más fuerte, eso implica necesariamente la eliminación del más débil. Hitler pensaba que la raza judía era una raza defectuosa, y por tanto su limpieza evolucionista debía empezar por ahí.
El Holocausto judío (tal vez el genocidio más horroroso de la historia conocida) fue para Hitler una cuestión “de pura lógica”. Él no se hacía ningún planteamiento moral sobre el asunto precisamente porque era ateo, así que actuó con la frialdad de la lógica pura y dura. Con la misma lógica hizo todo lo posible por eliminar el cristianismo, pues la ideología cristiana era opuesta a ese ideal de la supervivencia del más fuerte. Darwin nos había traído el concepto físico de la supervivencia del más fuerte en el plano biológico, y los filósofos racionalistas germánicos que influyeron en Hitler usaron ese mismo concepto a nivel social, lo que incluía la lucha entre las ideas. Por eso Hilter quiso acabar con la debilidad física de la raza, eliminando físicamente a los judíos, y con la debilidad ideológica que según él se derivaba del cristianismo, eliminando las ideas cristianas. Matar a los cristianos en general no era viable, pues la raza germánica era mayoritariamente cristiana, así que la solución era purificar esa raza eliminando el cristianismo de sus mentes y de sus vidas.
El asunto de la justificación de un crimen no tiene nada que ver con la lógica, sino con la moral, y la moral tiene un poco que ver con la razón y un mucho con la religión. La lógica nos podría llevar a la fría pero tal vez “acertada” conclusión de que si matamos a todos los mayores de 65 años las sociedades serán más ricas por no tener que mantener a una población improductiva, y para acabar con los graves problemas de la superpoblación, también resultaría lógico eliminar a mil o dos mil millones de personas (seleccionando a los más prescindibles, o sea, los más débiles), o esterilizando a la mitad de la población para que tengan menos hijos (de esos controles China, por ejemplo, sabe mucho). Eso puede ser “lógico”, pero jamás moral. Matar gente siempre es inmoral, y lo es aunque fuera un obispo quien lo hiciera, porque el cristianismo es una cosa y la manera en que un cristiano vive puede ser otra (un cristiano malvado no hace malvado al cristianismo, el cristianismo puede ser perfecto aunque la gente no lo sea). El cristianismo siempre impone límites a la barbarie, el ateísmo solo pone los límites que en ese momento una persona o sociedad decide poner, y si mañana quita ese límite pues quitado está. Una sociedad atea es algo totalmente imprevisible porque no hay nada por encima de ella que imponga una moral universal, así que cualquier cosa podría antes o después convertirse en algo aceptable, como el Holocausto judío, que fue considerado un acto de purificación y fortalecimiento del pueblo.
En cuanto a tu afirmación de que Hitler era creyente y “estaba resguardado por la Iglesia”, por lo tanto era cristiano, solo decirte que si piensas así solo puede haber una explicación: tu conocimiento del nazismo y sobre todo de la relación entre el nazismo y la Iglesia es prácticamente nulo. No lo digo como crítica, pues incluso la gente con mucha formación no es experta en todas las cosas. Yo mismo hay muchos temas sobre los que no sé nada o casi nada o tengo solo unas vagas ideas tomadas de los tópicos colectivos. En tu caso, la relación entre Hitler y la Iglesia pertenece a uno de esos temas en los que tú no tienes información salvo tal vez algunos tópicos colectivos que hayas podido tomar de acá o allá, así que si te interesa tener más datos puedes pasar a la siguiente parte de mi respuesta. Si por el contrario ya te has agotado, disculpa mi discurso y que la paz sea contigo.
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Puedes dar mi respuesta por finalizada, pero resulta que no hace mucho alguien sacó el mismo tema sobre que si Hitler era o no era cristiano, o al menos creyente en Dios, así que aprovecho la ocasión y te copio aquí la respuesta que le di a él, porque no es lo mismo dar opiniones que ofrecer datos, y si sigues pensando que Hitler era cristiano, tal vez estos datos te den una visión diferente:
Sobre lo del nazismo, no es que los nazis persiguieran a los cristianos en general o a los católicos en concreto del mismo modo que se persiguió a los judíos, por la sencilla razón de que entonces tendrían que haber metido a la mayoría de la población alemana en campos de concentración, y esa misma población era la “raza superior” que Hitler quería preservar. Lo que sí hicieron fue debilitar al cristianismo y tener al clero católico y protestante amenazado y atemorizado. No metían en campos de concentración a curas y pastores por serlo sin más, pero sí metían en campos a los curas y pastores que tenían el valor de hacerles frente y no dejarse doblegar. Solo en Polonia, asesinaron a 10.000 sacerdotes y 5 obispos por no obedecer.
Fueron muchos miles los que acabaron en campos, y no solo del clero, pero también fueron muchos los que, al menos en público, rendían pleitesía al régimen. Eso lo hemos visto en todos los momentos históricos y todos los países, no todos tenemos valor para arriesgar nuestra vida. Lo que me parece heroico es la actitud del cura capaz de enfrentarse al poder nazi en lo mucho o en lo poco, o ayudando a escapar a judíos. Pero la mayoría de los hombres (curas o no) no somos héroes, y si te juegas el pan o incluso la vida, la mayoría de la población agacha la cabeza y si tiene que levantar el brazo y decir “sí bwana” se hace. Ver a una foto de un cura o un pastor haciendo el saludo nazi muy probablemente muestre a alguien atemorizado. La idea de que la Iglesia Católica como institución apoyó al nazismo no es correcta, es más, está en las antípodas de la realidad. Tenemos ya publicado un artículo sobre el tema, puedes leerlo aquí:
Para profundizar más aún en ese asunto habría que escribir un artículo entero, pero al menos te daré algunos datos para mostrarte que la relación entre el nazismo y la Iglesia no fue precisamente romántica:
El 20% de los sacerdotes católicos de Polonia fueron asesinados (a menudo con tortura) por el hecho de ser católicos, muchos de ellos llevados a campos de concentración. La biografía del papa Juan Pablo II es una buena muestra de lo duro que fue el nazismo con la Iglesia Católica en Polonia (pero también en Alemania y otros países). En todo el Reich, los sacerdotes que no se sometían por completo al régimen eran conscientes de que se estaban, literalmente, jugando la vida. Del resto de sacerdotes que sobrevivieron, unos fue porque tuvieron suerte (como Juan Pablo II) y otros porque optaron por obedecer para sobrevivir, o al menos procuraron evitar el choque. No criticaría yo esta última actitud pues, como dije antes, no todos somos héroes.
Una de las primeras medidas que tomó Hitler al anexionarse Austria, país de mayoría católica, fue prohibir la enseñanza de la religión católica, cerrar los seminarios, ilegalizar las organizaciones de juventudes católicas y asaltar el palacio arzobispal de Viena, dejando malherido al arzobispo. No diría yo que acciones de ese tipo muestren ningún tipo de sintonía o amistad entre nazis y católicos en absoluto.
Un dato curioso es que en las elecciones que llevaron a Hitler al poder, la relación entre el número de católicos y el número de votos al nacionalsocialismo es inversamente proporcional, o sea, en donde Hitler sacó menos voto y tuvo menos apoyo fue en las zonas en donde la población católica era más abundante. Según algunos historiadores esto pudo influir en por qué Hitler sentía mayor animadversión por la Iglesia Católica que por las protestantes, junto con el miedo a que una Iglesia Universal era más difícil de controlar que una local. Además, se consideraba (correctamente) que el cristianismo era una especie de rama evolucionada del judaísmo, y por tanto unas doctrinas empapadas del odioso semitismo. Dentro de esto, se consideraba (justamente) que el catolicismo era más odioso que el protestantismo por haberse separado mucho menos de sus raíces judías. El menor apoyo de los católicos al nazismo se explica también por causas similares, al tener un concepto de pertenencia a una Iglesia universal, que abarca todas las razas y países, era mucho más difícil que un católico se sintiera identificado con el ideal nacionalista de raza pura y de superioridad Alemana.
Sin embargo, entre los “cristianos”, merecen mención especial por su heroísmo los Testigos de Jehová. No es por quitarles mérito pero también es fácil entender que el convertirte a una religión que es minoritaria implica un grado de certeza y compromiso mucho mayor que cuando simplemente eres uno más de la mayoría, así que si sientes que tus creencias se ven limitadas o amenazadas, es también de esperar que en general los Testigos reaccionaran con más valor que los cristianos “mainstream”. Eso no disminuye su heroísmo, simplemente lo hace más entendible a nivel estadístico. Por eso fueron ellos el único grupo cristiano al que se decidió marcar con un distintivo, para tenerlos mejor controlados, pues eran los más problemáticos.
Un libro muy bueno para ver con datos detallados y pruebas cómo el nazismo tenía como enemigo principal, después de los judíos, a la Iglesia Católica, es el libro “La Culpa”, de Konrad Löw. Te lo recomiendo aunque admito que yo solo he leído extractos del libro y creo que no existe traducción española de esa obra. Por lo poco que sé de él, parece ser un historiador muy polémico y contestado, pero lo que te recomiendo no son tanto sus tesis (que apenas conozco) sino su libro como fuente de datos históricos, documentos, etc. en donde puedes ver la relación entre el nazismo y la Iglesia. Ese libro desmonta detalladamente la tesis de que la Iglesia Católica colaboró con el nazismo. Como ejemplo te copio aquí un párrafo que he encontrado entre mis archivos sacado de dicho libro. Se trata de un fragmento de un informe interno de las SS que cita Löw y que reflejaba la idea que los nazis tenían sobre los católicos en general:
“Es indiscutible que la Iglesia católica en Alemania se opone decididamente a la política gubernamental de oposición al poder hebreo. Por consiguiente, realiza un trabajo de apoyo a los judíos, les ayuda a huir, utiliza todos los medios para apoyarlos en la vida cotidiana, y facilita su estancia ilegítima en el imperio del Reich. Las personas encargadas de esta tarea disfrutan de pleno apoyo del episcopado y no dudan en quitar a los alemanes, e incluso a los niños alemanes, la escasa comida para dársela a los judíos”.
También tengo un fragmento de un himno de las Juventudes Hitlerianas en donde se ve claramente que la ideología que el nazismo pretendía inculcar a los jóvenes alemanes era anticristiana, y sobre todo anticatólica:
“Ningún malvado sacerdote nos impedirá sentir que nosotros somos hijos de Hitler. No seguimos a Cristo, sino a Horst Wessel. Basta de incienso y de agua bendita. Sólo la esvástica trae la salvación a la Tierra”.
En Austria les enseñaban a vocear “Cuando las juventudes hitlerianas marchan, Cristo revienta”.
Hitler, que aunque loco también era inteligente, solía evitar el enfrentamiento abierto con la Iglesia porque su estrategia era debilitarla hasta hacerla desaparecer, pero desde el primer momento, junto con una mínima diplomacia, también usó el puño de hierro para mantenerla a raya. La Iglesia por su parte, como explicamos en el mencionado artículo sobre Pío XII, intentaba hacer equilibrios entre cumplir su misión por un lado (salvando a judíos entre otras cosas) y evitar un enfrentamiento directo con Hitler por otro lado. El papa pensaba que si se enfrentaba abiertamente al nazismo solo conseguiría que todo el clero dentro del Reich corriera la misma suerte que los judíos en lugar de poder seguir ayudándolos. A pesar de ello las tensiones y enfrentamientos eran continuos. En un momento dado el Vaticano redactó un escrito condenando el asesinato de un obispo polaco y fue la propia Iglesia polaca la que presionó para evitarlo, con el argumento de que esa condena oficial del nazismo supondría también la condena a muerte de todos ellos. A todos nosotros ahora nos encantaría que el papa hubiera sido claro, firme y contundente en su condena al nazismo, pero es necesario ponerse en aquella situación para comprenderlo. Si hablar claro te permite a ti pasar a la historia con la frente alta y limpia pero sume en el peligro e incluso la muerte a miles o incluso cientos de miles de católicos, clero o no, entonces es mucho mejor y más cristiano morderte la lengua, negociar, usar la diplomacia y hacer malabares para intentar mejorar las cosas en vez de empeorarlas. De eso a acusar al Vaticano de colaboración, va un mundo.
Al poco de llegar al poder, Hitler firmó un concordato con la Santa Sede y solo días después lo incumplió, a continuación declaró ilegal la organización Juventudes Católicas y poco después asesinó a su líder. Los sacerdotes que en sus sermones decían algo no aceptable para el régimen eran amonestados y si reincidían eran arrestados y a menudo desaparecían, lo cual creó en la mayoría un miedo que llevaba a la autocensura.
Hitler consideraba que era mucho más eficaz volcarse en la paganización de los niños y jóvenes que en obligar a los adultos a renunciar a su fe, por lo que era relativamente tolerante con los cristianos, al tiempo que ponía todo su empeño en descristianizar a sus hijos. Aunque en forma novelada, esa descristianización programada es reflejada muy bien en la novela del escritor e investigador Francisco Javier Aspas, “Los Hijos del Fühder”, por si tienes curiosidad y tiempo.
Sobre las verdaderas creencias de Hitler, no entiendo muy bien por qué pero hay cierta polémica y viendo lo que el nazismo hacía, no tiene sentido ni siquiera la sospecha de que pudiera seguir siendo cristiano. Sin embargo no hay polémica en cuanto al verdadero líder ejecutor, planificador e ideólogo que movía la maquinaria del nazismo: Himmler. Si Hitler era un loco inteligente con delirios de grandeza, Himmler era el malvado intelectual que planificaba, dirigía y ejecutaba casi todo, haciendo creer a Hitler que quien decidía era él, pero era Himmler el verdadero ideólogo del nazismo. Y sobre las ideas de Himmler no hay duda posible, era no solo ateo, sino totalmente anti-cristiano y concebía que la principal tarea del Reich, además de conquistar el mundo, era la de descristianizarlo. La bibliografía sobre Himmler es muy abundante así que no tendrás ningún problema en indagar sobre sus creencias. Por darte algunos ejemplos acabo de sacar de internet este fragmento de un documento escrito por Himmler (traduzco):
“Vivimos en la era del conflicto supremo con el cristianismo. Es parte de la misión de las SS dotar al pueblo alemán en el próximo medio siglo de los cimientos de una ideología no-cristiana sobre los cuales puedan moldear y dirigir sus vidas. Esta tarea no consiste simplemente en derrotar a un oponente ideológico, sino que debe ser acompañada en cada paso por un ímpetu positivo: en este caso eso significa la reconstrucción de la herencia alemana de la forma más amplia y global posible”.
Y tratándose de Himmler, el gran mitólogo amante del esoterismo, eso que él llama “herencia alemana” se refiere a la Alemania pre-cristiana, por supuesto. Si su odio al cristianismo lo dirigió especialmente contra la Iglesia Católica, además de por las razones dadas anteriormente, tal vez pueda deberse a que al igual que el converso ama a su nueva religión más que nadie, del mismo modo quien abandona sus creencias puede convertirse en alguien que las odia más que nadie, y por desgracia Himmler fue educado como católico, aunque a partir de su época universitaria fue alejándose de sus raíces hasta llegar a renegar por completo de ellas. Lo que más odiaba Himmler del cristianismo era su concepto de misericordia y perdón. Para Himmler todo se regía por la supervivencia del más fuerte, y la compasión cristiana le parecía el mayor peligro hacia ese ideal de supremacía. La Iglesia, mediante su protección del débil, solo podía producir una sociedad degenerada; el nazismo limpiaría toda traza de compasión y eliminaría al débil para lograr una sociedad fuerte.
En un último intento de ofrecerte la bibliografía y referencias que pides, he encontrado un artículo en Wikipedia sobre el tema (Persecución Nazi de la Iglesia Católica en Alemania), y como es habitual en los temas polémicos o complicados, está plagado de citas y referencias al final del artículo (108 en total), así que supongo que eso te servirá de ayuda para asegurarte de que se manejan datos correctos. Curiosamente este artículo no tiene versión española, así que te lo paso en inglés y, si no conoces el idioma, siempre queda el recurso del Traductor de Google:
Fuente (artículo que dio paso al comentario aquí expuesto): Carta 5. Respuesta a un ateo.
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