Páginas

TRES DOGMAS DEL PROTESTANTISMO

Por: Gerardo Cartagena Crespo





Introducción

El protestantismo se fundamentó (y se fundamenta) en tres teorías NO bíblicas (o sea, que no están en la Biblia) para mantener su postura revolucionaria contra la Iglesia que Cristo fundó. Estas son: 1) sola fide o sólo por la fe2) sola scriptura o sólo por la Escritura y 3) la iglesia invisible. Estas tres teorías son como las patas de un trípode, indispensables e inseparables para que el protestantismo no se descalabre.

Cuando Martín Lutero da inicio a la revolución en contra del papa y de la Iglesia Católica, lo hace basado en el principio de que sólo por la fe y sin obras se es justificado y se es salvo. Pero para apoyar su revolución contra la Iglesia Católica y en contra de la larga tradición apostólica de las buenas obras en la Iglesia (y poder apoyar otras doctrinas que iba inventando), se inventa la teoría o falacia de la sola Escritura, la cual, como veremos en su lugar, se opone a la enseñanza de la Biblia.

Pero para que estas teorías de origen humano puedan ser enseñadas con una base de origen divino, se las trata de apoyar en la Biblia, y las contrarias que sí están en la Biblia, como son enseñanzas católicas se les niega tal origen.

Ahora bien, como estas dos teorías no pueden demostrarlas por la tradición de la Iglesia (puesto que, si hubiesen sido enseñada por los Apóstoles y primeros cristianos, hubiera testimonio en la historia de la Iglesia Primitiva de tales creencias), que arranca y tiene su origen desde los apóstoles, y como el origen de la Iglesia Católica es apostólica, se inventan la gran mentira de que ésta, desde Constantino I comenzó a corromperse y adulterar la doctrina hasta dejar de ser la Iglesia de Cristo.

Pero como esta teoría de la paganización de la Iglesia Católica contradecía las promesas de Cristo, de que las fuerzas del infierno no la podrán vencer (Mateo 16, 18) y que Jesucristo estará con su Iglesia todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28, 20), hubiese sido imposible y hasta blasfemo el enseñar y defender tal teoría, por lo que la solución "diabolicamente" ideal que resuelve el problema de la contradicción y la blasfemia, se halla en la teoría de la "iglesia invisible", es decir, que lo que se corrompe es la parte visible de la Iglesia, no así la parte "invisible" ¿¡!?.

Pero sucede que la teoría de la iglesia invisible no posee fundamento bíblico, por lo que lo más acorde con estas teorías de origen humano es decir y propagar, junto con la teoría de la iglesia invisible, que Constantino es el inventor de la Iglesia Católica, por lo que no existe ningún contacto con la Iglesia Primitiva ni mucho menos con los Apóstoles. Así pueden justificar el origen humano de la revolución protestante como un evento querido por Dios.

Estas tres teorías que surgen como fundamento de la revolución protestante contra la Iglesia que Cristo fundó, tienen el terrible inconveniente (para el protestantismo o cualquier grupo o individuo que se apoye en tales teorías) de que no están en la Biblia.

Es curioso, contradictorio y hasta absurdo que los protestantes exijan a los católicos que demuestren, con nombre y apellido, que tal doctrina está en la Biblia. De no aparecer el nombre de la tal doctrina en la Biblia es falsa. Mas sinembargo, las tres doctrinas que, como dogmas de fe, son defendidas y enseñadas como verdades incuestionables de fe, a pesar de que no están en la Biblia, como que no les importa ni les afecta en nada. Aquí la afirmación protestante de que, "tiene que estar en la Biblia para que sea verdad; si no está en la Biblia, no es verdad", a ellos, muy convenientemente, no les aplica.

Amigo y hermano católico, cuando un protestante te cuestione tu fe y te exija prueba bíblica de que, dónde está tal doctrina en la Biblia, exígele a el también donde está en la Biblia las tres columnas fundamentales del protestantismo: sola la Biblia y lo de su libre interpretación, sola fe y que la iglesia es invisible. Ah, y con nombre y apellidos, pues te saldrán con una de textos tratando de fundamentar sus teorías interpretandolos según sus creencias.

Ante esto exígele y cuestionale con evidencias objetivas, ¿cómo puede asegurar que su interpretación es correcta? (al menos que se adjudique el ser infalible, cosa que le niegan a la Iglesia que Cristo fundó). Es importante ser exigente y constante en esto y no darle al protestante la oportunidad de sacarse, esquivando la pregunta con otros cuestionamientos. 

A continuación veamos cómo estas teorías, por su falta de fundamento bíblico, se van desquebrajando hasta su total aniquilación.

Los temas a tratar en este estudio son los siguientes:

Primer dogma:  Sola Fe - sola fide
Segundo dogma: Sola Escritura - sola scriptura
Tercer dogma: La Iglesia invisible


Construyendo sobre roca o arena -Lucas 6, 46-49-

En este texto Jesucristo nos advierte que, para que el edificio de la fe que vamos a construir permanezca firme y en pie y no se venga abajo y se destruya debe estar cimentado, no solamente con la escucha de su palabra, sino, sobre todo, con la práctica de la misma.

Así pues, utilizando esta analogía de Jesucristo vamos a investigar y ver si Martín Lutero (o cualquier otro) tenía razón o no en hacer lo que hizo. Veremos si los cimientos sobre los cuales se fundamenta toda la teología protestante, resiste y pasa la prueba de verificación en la que vamos a confirmar si los argumentos que utilizó son o no válidos; si efectivamente se apoyan en la Sagrada Escritura (base y fundamento de la construcción), de lo contrario todo el edificio se vendrá abajo.

El protestantismo se fundamenta sobre tres doctrinas fundamentales para con ello justificar su origen puramente humano. (Que en el sentido católico vendrían siendo como dogmas, pues son fundamentos de fe -sin las cuales todo el edificio del protestantismo se vendría abajo y se destruiría-, con la diferencia de que, estas tres doctrinas NO posee fundamento bíblico; no existe ningún texto, directa o indirectamente, que apoye tales creencias.) Ellos que exigen que las doctrinas católicas aparezcan con nombre y apellido en la Biblia, sus tres doctrinas fundamentales, a pesar de que NO aparecen en la Biblia, las defienden hasta el extremo posible.

Dos de ellas sirvieron de base y soporte en la edificación del protestantismo a las que Martín Lutero dio carácter de revelación divina: Sola fide o sólo la fe y sola scriptura o sólo la Escritura. Dos doctrinas que han sido clave en el desarrollo e inmediato descalabro y desmembramiento del protestantismo. Hoy en día, la sola fide se encuentra en vía de desintegración, sobre todo por parte de las iglesias históricas, aunque en otras áreas se mantiene fuerte, pero en definitiva su realidad, junto con la sola scriptura, está marcada con la señal de la división y la desintegración, por consiguiente, el protestantismo está condenado a su propio auto aniquilamiento y posterior desaparición. 

La otra columna sin la cual el protestantismo se vendría abajo es la de la iglesia invisible que, más que una doctrina no bíblica constituye una blasfemia contra el Espíritu Santo y contra las promesas de Cristo.

Esta verdad nos lleva a la siguiente afirmación: si el protestantismo se fundamenta en tres doctrinas NO bíblicas, es decir, de invención puramente humana, NO divina (como veremos al estudiar cada una de ellas), ningún protestante podrá asegurar infaliblemente que la interpretación que den a cualquier texto bíblico sea la correcta, es decir, que sus doctrinas están construidas sobre arena, no ofrecen ninguna seguridad y, por consiguiente, pueden ser consideradas como meras enseñanzas de hombres, por basarse en meras interpretaciones humanas.

Es curioso e irónico que, los protestantes acusen a los católicos de seguir enseñanzas de hombres, cuando realmente son ellos los que siguen y creen en doctrinas inventadas por los hombres.

Si ante este panorama desolador vienen con la creencia de que es el Espíritu Santo quien les inspira, hay que enfrentarlos con la desoladora y contradictoria realidad de que, si es así, ese espíritu debe ser un espíritu de división y confusión (nada mas ver cómo está el protestantismo con sus decenas de miles de congregaciones y sectas, con sus decenas de miles de interpretaciones contradictorias para darse uno cuenta de que, ese espíritu que les inspira NO es el Espíritu Santo, pues Dios es Dios de orden y de paz).

También esta verdad nos asegura que, cualquier afirmación, acusación, juicio... que digan contra la Iglesia Católica debe ser considerada ya como una mentira y calumnia (en la mayoría de las veces) o una exageración o una verdad mezclada con mentiras.


Ahora pasemos a estudiarlas y, en este proceso iremos desmantelandolas hasta su total aniquilación.


I. Primer dogma: Sola Fe

1. Las obras de la ley y la justificación por la fe sola.

Cuando Martín Lutero atravesaba por una crisis vocacional (pues debemos saber que él ingresa a la vida religiosa no por vocación, sino por cumplir una promesa hecha a Dios para que lo librara del peligro de una tormenta eléctrica) se encuentra con el famoso texto que cambiará su manera de interpretar la Biblia y, con ello, la historia del cristianismo: “Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree: del judío primeramente y también del griego. Porque en él se revela la justicia de Dios, de fe en fe, como dice la escritura: El justo vivirá por la fe” (Romanos 1, 16-17).

Y es en este texto y en otros más donde Martín Lutero pretendió encontrar la solución y respuesta a su crisis vocacional y moral (y, que quede bien claro, no porque Dios lo haya llamada para una misión). Sus seguidores (quienes lo respaldaron más por intereses políticos y económicos que religiosos, verdad ésta que es confirmada por la historia) que, como buenos hijos de su padre fundador e imitando su proceder, llevaron más allá de lo que tal vez Martín Lutero hubiese esperado, la revolución y la protesta, no meramente contra la institución católica romana (como dicen ellos), sino contra la Iglesia fundada por Jesucristo, y con ello el desgarramiento y desmembramiento del Cuerpo de Cristo.


Testimonio de Scott Hahn

"San Pablo (a quien yo había considerado el primer Lutero) enseñó en la Epístola a los Romanos y a los Gálatas y en otros lugares, que la justificación era algo más que un decreto legal: nos establecía en Cristo como hijos de Dios solo por gracia. De hecho, descubrí que en ningún lugar San Pablo enseñó que éramos justificados por la fe sola. ¡Sola fide no era una doctrina de la Escritura!

Me entusiasmé muchísimo con este descubrimiento. Lo compartí con algunos amigos, que se maravillaron ante todo el lógico sentido que tenía. Uno de ellos se detuvo a preguntarme si sabía quién más estaba enseñando la justificación de esta manera. Cuando le respondí que no, me dijo que el Doctor Norman Shepherd, un profesor del Seminario Teológico de Westminster, (el seminario presbiteriano de más estricto calvinismo en los Estados Unidos) estaba por ser sometido a un juicio de herejía por enseñar la misma interpretación de la justificación que yo estaba exponiendo.

Así es que llamé al Profesor Shepherd y conversé con él. Me dijo que estaba siendo acusado de enseñar algo contrario a la enseñanza de la Escritura, de Lutero y de Calvino. Mientras le escuchaba describir lo que estaba enseñando pensé: Oye, eso es lo que yo estoy diciendo.

Ahora bien, para muchos ésta podría no parecer una gran crisis; pero para alguien empapado en el protestantismo y convencido de que el cristianismo dependía de la doctrina de sola fide (sólo por la fe), esto significaba que el mundo se venía abajo.

Recordaba lo que uno de mis teólogos favoritos, el Doctor Gerstner, dijo una vez en clase: que si los protestantes estaban errados en lo de sola fide --y la Iglesia católica estaba en lo cierto enseñando que la justificación es por la fe y las obras-- «Yo estaría de rodillas mañana por la mañana afuera del Vaticano haciendo penitencia». Todos sabíamos, por supuesto, que había dicho esto como un golpe retórico, pero realmente nos impactó. En efecto, toda la Reforma Protestante brotaba de este principio.

Lutero y Calvino dijeron frecuentemente que éste era el artículo sobre el cual la iglesia se levantaba o se caía. Para ellos, fue por esto que la Iglesia católica cayó y el protestantismo se levantó sobre las cenizas. Sola fide fue el principio material de la Reforma. Y yo estaba ahora llegando al convencimiento de que San Pablo nunca lo enseñó.

En Santiago 2, 24, la Biblia enseña que «el hombre es justificado por las obras y no por la fe sola.» Además, San Pablo dijo en 1Corintios 13, 2, «...si tengo fe capaz de mover montañas, pero no tengo amor, no soy nada». Fue para mí una transformación traumática el reconocer y decir ahora que en este punto Lutero estaba fundamentalmente errado. Por siete años, Lutero había sido mi fuente principal de inspiración y de proclamación poderosa de la Palabra de Dios. Y esta doctrina había sido la razón fundamental de toda la Reforma 
Protestante" ("Roma Dulce Hogar", págs. 31-33).


Romanos 3, 27-28: "¿Dónde está, entonces, el derecho a gloriarse? Queda eliminado. ¿Por qué ley? ¿Por la de las obras? No. Por la ley de la fe. Porque pensamos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley."

Respuesta: Rom. 2, 12 al 3, 26. Te recomiendo que leas cuidadosamente este texto y lo estudies en oración.

Gálatas 2, 15-16: "Conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la ley sino sólo por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo, pues por las obras de la ley nadie será justificado."

2. ¿A qué obras se refiere San Pablo?

Para saber qué es lo que realmente quiere decir y enseñar San Pablo y ver si Martín Lutero tenía razón o no, hay que irnos al contexto, es decir a la idea fundamental sobre la cual el Apóstol se está basando para decir lo que dijo.

Gálatas 3, 1-29: Doctrina sobre las obras de la ley antigua y la justificación por la fe en Jesucristo.

Hemos de saber que, San Pablo lo que contrapone a la fe son las obras de la ley antigua superadas por la gracia de la fe en y por Jesucristo; gracia que nos debe llevar a la práctica de la fe, o sea, las buenas obras fundamentadas en la caridad.

"Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe. En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos.”

Enfatizando lo dicho anteriormente, podemos ver una clara separación entre lo que son las obras de la Ley (referidas al Antiguo Testamento) y las buenas obras exigidas en el Nuevo Testamento como testimonio de la caridad que todo buen cristiano debe practicar, pues, como requisito para la salvación, por ellas seremos juzgados.

Si hoy en día hay iglesias protestantes tradicionales que han ido aflojando y aceptando la necesidad, junto con la fe, de la práctica de las buenas obras para salvarse, no justifica el que permanezcan separadas de la Iglesia fundada por Cristo.

3. Interpretación exclusiva (que excluye, elimina).

Ante la doctrina de la justificación de sólo por la fe, los protestantes interpretan de modo absoluto el siguiente texto: Romanos 10, 9 y 13: "Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo." "Pues todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.”

Los Protestantes creen que solamente con esta confesión de fe es suficiente para salvarse, por lo que ya no es necesario hacer nada más, y por eso excluyen todos los demás actos de piedad y de caridad a los que catalogan como innecesarios para salvarse; ése es el sentido exacto de sola fide. Pero, ¿qué nos dice Jesucristo, el Maestro que enseña, aclara y da verdadero sentido a lo que se dice de él?

4. El verdadero sentido de la práctica de la fe

Mateo 7, 21-23: "No todo el que me diga: ´Señor, Señor´, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel día: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?» Y entonces les declararé: «¡Jamás os conocí: apartaos de mí, agentes de iniquidad!»”

Luego el que se esté por ahí diciendo y confesando que creo en Jesucristo, que en mi iglesia se dan muchos mensajes proféticos, que se realizan muchos milagros y se expulsan a los demonios no me garantiza que estoy en la verdadera Iglesia de Jesucristo y que me voy a salvar, sino que hay que ir más allá.

Lucas 6, 46: "¿Por qué me llamáis: ´Señor, Señor´, y no hacéis lo que digo?”

Y ¿qué es lo que dijo Jesús que hiciéramos para salvarnos? ¿Tener solo fe? ¿Confesar con la boca que él es mi único Señor y Salvador personal?

“Cuando se puso en camino, llegó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:

--Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar vida eterna?

Jesús le respondió:

--¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno fuera de Dios. Conoce los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no jurarás en falso, no defraudarás, honra a tu padre y a tu madre.

Él le contestó:

--Maestro, todo eso lo he cumplido desde la adolescencia.

Jesús lo miró con cariño y le dijo:

--Una cosa te falta: ve, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después sígueme.

Ante estas palabras, se llenó de pena y se marchó triste; porque era muy 
rico” (Marcos 10, 17-22).

Sin restarle valor al acto de fe y a la confesión abierta a la persona de Jesucristo, en este texto el Señor quiere dejar bien claro y fuera de toda duda de que, quien quiera seguirle primero debe estar dispuesto en negarse a sí mismo (“Quién quiera seguirme niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”, dijo Jesús en una ocasión) y entregarse de lleno por el prójimo (“Quien hizo esto con uno de estos hermanos míos más pequeños, conmigo lo hizo”, dijo Jesús en otra ocasión) y, una vez cumplido estos actos de buenas obras se tiene entonces y se está dispuesto y maduro para creer de verdad y servir al Señor de corazón y confesarle de viva voz. Entonces mi confesión de fe en el Nombre de Jesucristo se hace genuina y eficaz, y no como campana hueca (como le acontece a muchos cristianos que viven un cristianismo vacío, hueco, sin sentido).

Así nos hacemos sal y luz para el mundo (Mateo 5)

5. La práctica de las buenas obras

"Hermanos, ¿qué provecho saca uno cuando dice que tiene fe, pero no la demuestra con su manera de actuar? ¿Será esa fe la que lo salvará? Si a un hermano o a una hermana les falta la ropa y el pan de cada día, y uno de ustedes les dice: «Que les vaya bien; que no sientan frío ni hambre», sin darles lo que necesitan, ¿de qué les sirve? Así pasa con la fe: si no se demuestra por la manera de actuar, está completamente muerta.

Y sería fácil rebatir a cualquiera: «Tú tienes la fe y yo hago el bien; ¿dónde está tu fe, que no produce nada? Yo por mi parte te mostraré mi fe por el bien que hago. ¿Crees tú que hay un solo Dios? Muy bien. No olvides que también los demonios creen y, sin embargo, tiemblan».

Hombre tonto, ¿quieres convencerte de que la fe que no actúa no sirve? Ya lo ven: son las obras las que hacen justo al hombre y no sólo la fe" (Santiago 
2, 14-20.24).

A modo de ejercicio lee los siguientes textos y, en oración con el Espíritu Santo, reflexiónalos y estúdialos.

Nota. Si no tienes una Biblia a mano, copia el texto en la barra de búsqueda, por ejemplo de google.

*Mateo 25, 31-46;
*Romanos 2, 5-13;
*Santiago 1, 22-27;
*1Corintios 13, 2;
*2Corintios 5, 9-10;
*Colosenses 1, 10;
*1Tesalonicenses 1, 3;
*1Timoteo 2, 9-10; *5, 9-10; *6, 17-19;
*2Timoteo 3, 16-17;
*Tito 2, 13-15; *3, 14;
*Apocalipsis 19, 5-8; *22, 12.


Ahora bien, si nos dejamos llevar por la enseñanza oficial de la Biblia y no por lo que se han inventado los hombres para justificar sus errores y desvíos, por cuál acto seremos juzgados y salvados, ¿por solo la fe o por las buenas obras realizadas en la fe?

Luego ni sola fe ni sola las buenas obras. Sino las buenas obras realizadas con fe por la gracia de Dios: 

Gálatas 5, 6. "Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen valor, sino solamente la fe que actúa por la caridad."

Así pues, mientras los protestantes predican la fe sola (una fe vacía, muerta, sin obras como nos advierte Santiago que evitemos), la Iglesia que Cristo fundó predica la fe que da vida por el ejercicio de la caridad tal y como nos recomienda y aconseja la Biblia.

De esta manera una de las columnas con las que se ha construido y se fundamenta el protestantismo ha sido destruida. Quedan dos.


Resumiendo:

A. La fe sola no es bíblica, sino enseñanza de hombres. El protestantismo, al nacer de esta doctrina no bíblica, es fruto de los deseos e intereses humanos, no de Dios.

B. La salvación, por la fe y las buenas obras (tal y como lo enseña la Iglesia Católica) sí es bíblico. La Biblia enseña que seremos juzgados por las obras, y de esas obras dependerá nuestra salvación o condenación. La Iglesia Católica jamás ha enseñado solo las obras, sino las buenas obras como frutos inseparables de la fe. La acusación protestante de que la Iglesia Católica enseña que la salvación es solo por las buenas obras, es decir, sin necesidad de la fe en Jesucristo y su gracia, es totalmente falsa.

C. Esa fe practicada y testimoniada con las buenas obras, para que no sean como campana que resuena hueca y vacía, debe ejercerce en la Caridad -1Corintios 13-, es decir, en estado de gracia que sólo es posible por una unión íntima con Cristo por el Espíritu Santo.

D. Las obras a las que San Pablo opone la fe, son las obras de la ley las cuales son el fundamento del culto judío, por las cuales se alcanzaba el perdón de los pecados. San Pablo lo que enseña es que, con Cristo esas obras quedan superadas por la fe en Jesucristo; fe que debe manifestarse y fundamentarse con la práctica cristiana de las buenas obras: "tuve hambre y me diste de comer, estaba desnudo y me vestiste, estaba enfermo y me visitaste..."

E. En esto es importante exigirle al protestante evidencias bíblicas objetivas, es decir, con nombre y apellido tal y como ellos exigen a los católicos, y qué evidencia pueden presentar objetivamente, que sus interpretaciones a los textos que utilizan son del todo correctos. Si nos la exigen a los católicos, responderemos que nuestras interpretaciones se basan en las enseñanzas de la Iglesia que Cristo fundó, la que tiene la autoridad para así hacerlo (Efesios 3, 8-11). Y no hay nada más que buscar.


Ver segunda parte: La sola scriptura y la libre interpretación de la Biblia

También te puede interesar:

*Vídeo Sola Fe. Curso de apologética por ex-protestante (toca imagen para acceder):




*Escucha, estudia y analiza cuidadosamente el siguiente vídeo protestante:




*A continuación un enlace con abundantes textos bíblicos: fe y buenas obras

___________________

Oasis de Salvación y verdad, toca aquí para: Información y formación para el católico de hoy (tratados, vídeos, blogs y páginas web, otros) sobre Dios, Jesucristo, Iglesia, Divina Revelación (Biblia y Tradición), Dogmas de fe, protestantismo y ateísmo, leyendas negras contra la Iglesia y las contribuciones de la Iglesia a la Humanidad...


3 comentarios:

  1. El orden que la biblia establece es: Primero fe y luego las obras. Si las obras no son hechas por medio de la fe, entonces son como trapos de inmundicia para Dios. Leer Isaias 64:6. Dios conoce los corazones y por tanto sabe cual son las motivaciones que nos llevan hacer buenas obras....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, cualquier obra que hagas sin amor, es obra muerta. El amor sólo viene de Dios. La obra perfecta es la que es ofrecida a Dios para Glorificar su Santo Nombre.

      Eliminar
  2. Me gustaria ver si usted en aras de la investigación se atreve ir a un culto donde se enseñe sana doctrina Cristocentrica y se somete a ver si el Espíritu Santo es real y cómo incluiría luego su postura si experimenta algo diferente en su vida. Por otro laldo es cierto que Dios es un Dios de paz pero también es Jehová de los ejércitos.

    ResponderEliminar